Gente como nosotros. (2a entrega y última)

Ésta jóven y moralmente cuestionable sección, termina su incipiente ciclo con ésta inocua biografía.

G-Berto, el gato del Enfisema



G-Berto toma el nombre por la oficina donde trabaja, en realidad no trabaja, o su trabajo consiste en cuidarme. G-Berto llegó a la oficina un día de Agosto, costó como $50 en el fresky-tianguis de la Narvarte, en el changarro que vende "peluche fino" (¿?).

Sin importar sus orígenes aristócratas, G-Berto cumple su estóica función de cuidar mi lugar de trabajo; encomendada anteriormente a una banda de gatos de la colección -the cat-, que coleccioné a base de atrincarme muchas Big Mac, pero que fueron amenazados de secuestro por otro compañero de la oficina, de manera que tuvieron que ser reubicados por su seguridad.

G-Berto ve al mundo desde una repisa (foto). Para ser gato, es bastante popular entre los compañeros de oficina, sobre todo entre las mujeres, que suelen sobárselo por los cachetes, seducidas por su suave y satinado pelaje (recordemos que es "peluche fino").

Tristemente, las normas de no fumadores en edificios de oficinas no son respetadas en el tercer mundo, y ésta no es una excepción. G-Berto tiene por vecino a una fumarola, que día a día lo atosiga con sus humos alquitranados. Presento este caso a manera de denuncia, por todos aquellos trabajadores y peluches no fumadores cuyos derechos se ven aplastados; pues la desgracia no es vista, hasta que tiene tiene cara y nombre.
Un reconocimiento para G-Berto, el gato del enfisema, que es... un peluche (fino) como nosotros.